Lúgubre y solitaria, en lugar abandonado, yacen los restos de un poeta; casi olvidado.
Cementerio lejano, poco visitado.
triste final, del que fuera cantor a lo amado.
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Tierra reseca, hierba seca, una cruz de madera; toda raída...
borrosa, casi no visible, dónde el nombre no se leía,
de quien un día, la inspiración fué su compañía.
Debajo d esa tierra, triste final de esa poesía.
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Nadie hoy lo recuerda, para ofrecerle una plegaria,
con sus poemas; a muchos en bellos sueños elevaría.
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Sinfonía de tristeza , es todo lo que queda,
como fúnebre compañía, a su bella poesía.
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Mas un día.... una bella aparecío...
arrodillada a su tierra de descanso,
una hermosa flor, ahí depositó...
con su llanto, esa flor regó.
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En sus manos un poema traía...
que el poeta a élla dedicó,
con el cual su amor le declaró,
el qué... con mucha indolencia rechazó.
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Arrepentida de su infania,
de rodillas.. suplicante su perdón clamó,
con el poema, apretado a su pecho...
en lágrimas ahogadas de dolor...
CLEMENCIA PIDIÓ; POR NEGARSE
A ENTREGAR SU AMOR.
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SACARIAS
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